domingo, 24 de abril de 2016

Fragmentos de "El portal del paraíso", Adolfo Colombres.


Desde los 15 años no dejo de amarlo.


En aquella edad sin orillas (...) Presentía la existencia de otro mundo dentro de éste, o la posibilidad de crearlo con sólo abrir las puertas del éxtasis.


(...) perdió por sus actos, pero que jamás podrá reconquistar con ellos(...) tarde comprendimos que no hay retornos reales, que no se recupera la inocencia (...) Fue breve. Pronto huyó con claridad.

El silencio es más puro.

El verano se va con sus excesos, y mi relación con la realidad sigue siendo un coito ininterrumpido. ¿Puedo esperar otra cosa? De poco me sirve acercarme a esta última razón que es la muerte. De espaldas ya a toda metafísica, la miro como un hecho fisiológico, algo muy simple que vendrá a confirmar que era e verdad necesario, pese a mi fantasía (...) No se trata de salmodiar desdichas, de llorar por lo que no fue, y ni siquiera por lo que fue (...)

Sí, cometí la canallada de buscar el paraíso por las costas del hambre. Mas lejos de arrepentirme de este pecado de juventud, vuelvo sobre mis pasos para confirmar algunas sospechas. Acepo por eso seguir cargando mi culpa (...) la vida se me fue reduciendo a un pretexto para la literatura (...) tal pasión me devoró de a poco, sin que me percatara, hasta reducirme a un saco de huesos nostálgicos, incapaces de una fornicación. De haber conocido el precio de la "sabiduria" me hubiera quedado en la mezquindad de la miel, en esa mentida inocencia. (...) Me interesará siempre lo que esta detrás, y lo que está detrás es la niebla. ¿Por qué no hundirse entonces en ella a recoger los jirones de la intensidad, de lo que caprichosamente ha perdurado?
Es fácil inventar personajes y apropiarse de sus temblores. También ocultarse en un narrador flemático, mostrando la copa del sombrero como un asesino emboscado. ¿Qué ganaría con esos juegos?

 (juego lejano y desesperado del que nadio salió ganando)
 Las cosas se complican cuando uno quiere contarlas , como si temieran la voracidad de las palabras. Así lo simple se torna de pronto inexplicable. (...) Hay al final una serpiente que se oculta en la hierba, antiguo signo de la tentación y caída. La descubro, y cruzamos agudas miradas de entendimiento.

 (...) confesar que vuelvo simplemente porque en este lugar fui feliz hubiera resultado demasiado estúpido y sentimental (...) Cada cual arrastraba su soledad, y no estabamos dispuestos a negociarla. (...) ¿Qué ha cambiado, más allá de las apariencias? (...) No puedo reprimir la angustia ahora que llega el momento del último adiós. 
La belleza sólo existe en aquello que no es real.

Entonces me pregunto seriamente si llevé la vida hasta la profundidad, y si esta vida puede ser también otras vidas, pues tal es el verdadero punto de partida del arte. Me imagino mi existencia como un largo viaje, pero como todo viaje es también y sobre todo un viaje mental, ¿no habré vivido de la mente? Más luz, balbucía un Gothe moribuendo, pidiendo que le abrieran la ventana. Mehr Licht!


un avance lineal hasta la autodestruicción.
Si lograba saltar por encima de sus ruinas sería otra persona (...) 
Mejor aprender a huir.
(que este alejamiento de tus origenes no te ahogue en culpa) 

la desdicha de tanta belleza sacrificada a una idea de la belleza, y de pronto esa mujer tan llena de sombras.
 ¿No continuaba de este modo una fuga de sí mismo, de ese amor que pretendía hallar, de la vida real?

Cada cual vive como puede y, en algunos casos como se merece. Él se mercía ese naufragio, y a qué llorar entonces....

Ese cuerpo relajado, tendinoso, d tantas pausas y temblores secretos, en la desmitificación de su desnudez, se le hacia turbador omo el asalto a un territorio desconocido, pleno de furias indefinibles.

Eternidad degollada.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario